sábado, 13 de septiembre de 2014

Baby led Weaning, alimentación complementaria a demanda

"Baby led weaning" (BLW) significa literalmente "destete dirigido por el bebé", lo que en español hemos venido a denominar "alimentación complementaria a demanda".
Este término fue acuñado por Gill Rapley, matrona, nutricionista y directora adjunta de la Iniciativa de Hospitales Amigos de los Niños (IHAN) de UNICEF en el Reino Unido. Pero el método en si mismo es antiguo y muchas madres reconocen haberlo practicado sin necesidad de haberle puesto nombre.

¿Qué es?
 Se trata de una manera de introducir los sólidos en su dieta, permitiendo que sea el propio bebé quien guíe su alimentación. Se va presentando la comida como un juego, adaptando los trozos que se le ofrecen al bebé para que los pueda agarrar con la mano y manejarlos por si mismo. Esto le permite al bebé desarrollar las distintas habilidades que necesitará para comer (coordinación ojo-mano, masticación, deglución, pinza, etc.), respetando sus gustos y preferencias personales. Además se estimula la parte social de la alimentación, ya que al bebé se le incluye en los hábitos y rutinas familiares a la hora de la comida.

No es muy probable que hace miles de años nuestros antepasados le hayan preparado papillas o purés especiales a los bebés. Entonces...

¿Por que se inventaron las papillas?

A principios del siglo pasado se empezaron a vender las leches de fórmula, que no eran más que leche de vaca hervida, agua y azúcar. Muchas mujeres reemplazaron la lactancia por estas leches, con lo que surgió un problema de desnutrición infantil. Por eso hubo que iniciar la alimentación complementaria de forma prematura, a los 3 o 4 meses, para tratar de paliar las carencias nutricionales de las fórmulas. Esos niños no estaban preparados para alimentarse solos y por eso había que darles papillas, y era el médico quien controlaba la alimentación del bebé en riesgo de desnutrición.
Sin embargo la leche de fórmula ha mejorado mucho en las últimas décadas (aunque sigue siendo lo ideal dar leche materna) y actualmente la OMS, la UNICEF y las asociaciones de pediatría recomiendan esperar para comenzar con la alimentación complementaria. Los sistemas inmunitario y digestivo de los recién nacidos no están preparados para la comida hasta que alcanzan los seis meses de edad, aproximadamente. Además, antes de los 6 meses, ofrecer otros alimentos, jugos o agua no aporta ningún beneficio y desplaza a la leche materna, que tiene mayor aporte calórico, nutricional e inmunológico. La leche es todo lo que los bebés sanos necesitan hasta ese momento. Alrededor de los seis meses, los bebés son capaces de sentarse erguidos, coger pedazos de comida, llevárselos a la boca y masticarlos; es decir, se pueden alimentar ellos solos. Por lo tanto, si has esperado hasta ese momento para introducir la alimentación complementaria, has superado la etapa de los purés y papillas, y podrás comenzar su alimentación directamente con los trocitos.

¿Como saber si está preparado?
A partir de los 6 meses, los bebés pueden empezar a necesitar otros nutrientes, por ejemplo porque se agote la reserva de hierro. Pero esta es una edad orientativa. Hay lactantes que rechazan los alimentos hasta los 8-10 meses. No se les debe forzar sino esperar a que haya un desarrollo madurativo adecuado y muestren interés por la comida. No hay que perder de vista que el principal alimento hasta el año debe ser la leche, y que los alimentos son un complemento (por algo se llama "alimentación complementaria"). Hasta el año, la principal finalidad de la alimentación complementaria es educativa y no nutritiva, es decir, que el niño aprenda a comer por si solo, sin importar cuánto coma realmente. Aunque probablemente el niño ganaría más peso si lo forzáramos a comer mediante papillas, hay que recordar que un niño más gordo no es un niño más sano.

Señales de que está preparado para comenzar a comer:
- Espalda erguida: El bebé se mantiene sentado con la espalda erguida, lo que nos indica que el grado de maduración muscular a nivel digestivo también es suficiente. Si aún no es capaz de mantenerse sentado lo más probable es que la musculatura orofaríngea y sus capacidad de masticar/deglutir también sean insuficientes.
- Ha desaparecido el reflejo de extrusión: Este es un mecanismo de seguridad que tienen todos los recién nacidos para protegerse del atragantamiento, por el que expulsan cualquier objeto que entre en la boca. Suele desaparecer por si solo al rededor de los 6 meses si no se fuerza la introducción de alimentos antes de tiempo.
- Interés: El bebé muestra interés por los alimentos, mira al adulto cuando come y estira las manos.
- Sabe mostrar hambre y saciedad con sus gestos: Al acercarle comida, el bebé que tiene hambre abre la boca y mueve la cabeza hacia delante. En cambio, si el bebé está saciado, cierra la boca y aparta la cabeza.

Falsas señales
- Despertares nocturnos: A veces se introducen los sólidos precozmente pensando que el bebé se despierta por la noche porque tiene hambre. Los bebés se despiertan por múltiples motivos. Típicamente a partir de los 3 meses despiertan más por que desean comprobar si mamá todavía está cuidándolos. Alrededor de los 5 meses vuelven a despertar más porque comienzan a incorporar nuevas fases de sueño (nacen con 2 fases y deben llegar a las 5 que tiene un adulto) y entre fase y fase se despiertan. Si realmente tuviera hambre, un menor de 6 meses necesita el pecho o el biberón, no sólidos.
- Subida de peso más lenta: Hacia los 4 meses de edad la ganancia de peso se ralentiza (sobre todo en los bebés de pecho), y algunos padres y pediatras toman esto como señal para comenzar la introducción de sólidos. Sin embargo es un comportamiento normal, que incluso se ve reflejado en todas las curvas de crecimiento de la OMS. Aunque se introdujeran los sólidos, el bebé no seguirá subiendo de a 1 kilo o más por mes.

¿Por donde empezar?
- Adecuar el tamaño de la comida a sus habilidades: al principio, lo mejor son los trozos grandes que pueda agarrar con el puño (palitos o tiras). A medida que el bebé va desarrollando la motricidad fina podrás ir dándole trozos más pequeños.
- Sienta al bebé con la espalda recta, ya sea en tu regazo frente a la mesa o en una silla de comer. Comprueba que su postura es estable y que puede utilizar las manos y los brazos libremente. De este modo, facilitamos que la comida que todavía no es capaz de tragar, o que no desea tragar, caiga fuera de su boca.
- Ofrece la comida en lugar de dársela. Ponla frente al bebé o déjale que la coja de tu mano, de manera que sea él quien decida.
- Nunca fuerces al bebé a comer. No introduzcas el alimento en su boca ni trates de convencerlo para que coma más. Debe ser una experiencia agradable tanto para los padres como para el bebé, y es importante que él solo coja los alimentos, para que desarrolle la coordinación mano-boca.
- Ten paciencia y no te obsesiones con las cantidades. Muchos bebés comen muy poco durante los primeros meses. Un bebé no aprende a comer de un día para otro. Al principio apenas conseguirá coger un trozo grande y restregárselo por la cara. Conseguir introducir el alimento en la boca sin que se pierda la mitad por el camino llevará unos cuantos intentos.
- Introduce nuevas formas y texturas de manera gradual, para que tu bebé pueda descubrir cómo manejarlas.
- Vuelve a ofrecer más adelante la comida que ha rechazado. Los bebés cambian de opinión y pueden aceptar alimentos que en un primer momento rechazaron.
- Incluye al bebé en las comidas familiares siempre que puedas. Cuando sea posible –y apropiado para un bebé-, ofrécele la misma comida que estés comiendo, de manera que pueda imitar lo que tú haces.
- Si le pones cubiertos de bebés es probable que aprenda a usarlos antes también, porque imitará lo que hacen. No te estreses si no los toma, o si los toma mal (al comienzo la mayoría los agarra con todo el puño). Solito irá aprendiendo por imitación.
- Elije los momentos en los que el bebé no esté cansado o tenga hambre, ya que así se podrá concentrar mejor. En esta etapa, la hora de la comida es para jugar y aprender, ya que el bebé seguirá obteniendo practicamente todo el alimento que necesita de la leche.
- Sigue ofreciéndole el pecho o el biberón como siempre. La leche es la principal fuente nutricional del bebé hasta que tiene un año. Cuando el bebé necesite menos leche, reducirá las tomas por si mismo.
- No distraigas o apremies al bebé mientras esté manipulando la comida; deja que se concentre y se tome su tiempo ya que se interesará por muchos otros aspectos además del sabor; también percibe la textura, el color, el tamaño y la forma.
- Ofrécele agua con las comidas para que pueda beber si lo necesita, pero no te preocupes si no muestra interés. En especial, los bebés amamantados probablemente seguirán obteniendo todos los líquidos que necesitan del pecho durante algún tiempo. Pero es posible que si ofreciste algún alimento muy seco quiera probar un poco de agua mientras come.
- Asegúrate de que todos los que intervengan en la alimentación del bebé estén familiarizados con el método (abuelos, cuidadores, etc). Es importante que no se asusten o estén tensos porque los bebés perciben todo eso. Tampoco deben estar haciéndole fiesta, porque lo distraen.
- Nunca dejes al bebé solo mientras come.
- No te estreses con la suciedad. Con este método lo habitual, sobre todo al principio, es que quede más comida en la mesa, el suelo, y la ropa que en la boca del bebé. Un buen consejo es poner un mantel plástico bajo la silla de comer del bebé para proteger el suelo y usar baberos con mangas y ropa vieja o que ya esté sucia.
- Finalmente... Disfruta viendo como tu bebé aprende a comer y observando cómo desarrolla su habilidad con las manos y la boca durante todo el proceso

¿Qué comidas le puedo ofrecer a mi bebé?
Dependiendo de la edad, puedes compartir prácticamente cualquier plato saludable de la comida familiar con tu bebé. Por ejemplo: fruta, verduras, carne, queso, huevos bien hechos, pan (o tostadas), arroz, pasta y la mayoría de los pescados. Es importante que cocines sin sal los trozos que le darás a él.
Al principio, elije comidas que puedan ser cortadas fácilmente en palitos o tiras cuando el pequeño esté empezando.
Si ofreces a tu bebé comidas variadas, le estás dando la oportunidad de descubrir diferentes sabores y texturas y te aseguras de que obtiene todos los nutrientes que necesita.

Comidas a evitar
- Alimentos con sal o azucares añadidos. Lee las etiquetas cuidadosamente, ya que muchas comidas envasadas, como legumbres, empanadas o salsas, contienen grandes cantidades de sal.
- Comida rápida y platos preparados.
- Miel, marisco, pez espada y huevos crudos.
- Frutos secos o semillas enteras.
- Frutos pequeños con cuesco (como guindas). Puedes cortarlos a la mitad y sacarles el cuesco para evitar que se lo trague.

¿No se ahogará?
Siempre que se cumplan unas simples reglas de seguridad, la probabilidad de atragantamiento es menor que con cualquier otro método de introducción de alimento sólido.
Cuando permitimos al bebé controlar lo que se lleva a la boca, le estamos ayudando a aprender a comer de manera segura, por una razón puramente fisiológica: los bebés no son capaces de mover intencionadamente la comida hacia la garganta hasta después de haber desarrollado la habilidad de masticar. Y no desarrollan la habilidad de masticar hasta después de haber aprendido la habilidad que les permite alcanzar y agarrar cosas.
La capacidad de agarrar objetos muy pequeños se desarrolla aún más tarde. Así, un bebé muy pequeño no puede aumentar el riesgo de atragantamiento porque es incapaz de llevarse cosas pequeñas a la boca. Sin embargo, si alimentamos al bebé con la cuchara, estamos instándole a que sorba la comida hasta el fondo de la boca, sin haber desarrollado aún la habilidad de tragar, aumentando así el riesgo de atragantamiento.

Arcadas v/s Atragantamiento
Aunque a veces se confunden, son dos mecanismos relacionados pero diferentes.  Las arcadas son movimientos espasmódicos que alejan de las vías respiratorias los trozos de comida demasiado grandes. El bebé abre la boca y empuja hacia delante con la lengua; a veces, puede aparecer un trozo de comida en la boca o incluso llegan a vomitar. Los bebés que comen solos no parecen alterarse demasiado con ello y siguen comiendo sin mayor problema. Es importante que cuando esto suceda no te asustes ni grites ni hagas nada que pueda asustar al bebé. Para ellos es natural, e incluso es común ver bebés que vomitan para expulsar un trozo grande y luego siguen comiendo como si no hubiera pasado nada. Esa es una gran ventaja de introducir el método cuando son bebés, ya que los niños más grandes si se asustan y pueden tener miedo a comer en trozos.
Las arcadas son un mecanismo fundamental para que los bebés aprendan a comer de forma segura. El reflejo se desencadena en la parte anterior de la lengua en los bebés, y a medida que crecemos se va desplazando hacia la parte posterior, de manera que pierde efectividad como señal de alerta. Por eso también es más probable que haya atragantamiento en vez de arcada si se espera mucho para introducir los trozos. Los bebés que han podido experimentar con la comida desde el principio tienen, gracias a este mecanismo, la oportunidad de aprender a mantener la comida alejada de las vías respiratorias.

El BLW fomenta hábitos nutricionales más saludables
Un estudio realizado recientemente en el Reino Unido concluye, que los bebés que practican el baby led weaning tienden a elegir comidas más saludables que los que son alimentados con purés y papillas.
Otra conclusión importante de este estudio es que los bebés que practican el BLW presentaron un índice de masa corporal (IMC) menor, que no era atribuible a diferencias en el peso al nacer, IMC paterno o clase social. Esto supone que estos bebés presentan un menor riesgo de obesidad, tanto en su infancia como en su vida adulta, debido al establecimiento de unos hábitos alimenticios saludables desde el primer momento.

VENTAJAS del BLW
- Es más respetuosa con el bebé, tanto en lo que concierne a su ritmo de desarrollo como en lo referido a sus propios gustos personales.
- Es divertido. Permite al bebé explorar y practicar de una manera libre y lúdica contribuyendo a crear una actitud positiva hacia la comida, de manera que ayudará a evitar posibles trastornos alimenticios en la adolescencia.
- Es una oportunidad única de aprendizaje. Ofreciéndoles los alimentos por separado o de tal modo que ellos mismos puedan separarlos, les permitimos aprender sobre las diferencias entre los distintos sabores y texturas. Además, si les dejamos rechazar cualquier alimento que no parezca gustarles, contribuimos a que, en el futuro, sigan estando dispuestos a aceptar nuevos alimentos y sean menos “maniáticos” con la comida.
- Ayuda al bebé a autorregularse. Al igual que con la lactancia materna a demanda, que permite al bebé controlar cuando quiere calmar la sed o prefiere hacer una comida más completa, el BLW confía en el criterio del niño a la hora de elegir qué alimentos prefiere, qué cantidad, en qué orden, cuánto tiempo va a emplear para comerlo, etc. De este modo, permitimos que el bebé desarrolle sus mecanismos de control de la saciedad y evitamos que coman en exceso, disminuyendo así la probabilidad de futuras enfermedades, como obesidad o diabetes.
- El bebé se siente más seguro de sí mismo. Permitirle hacer las cosas por sí solo le da confianza en sus propias habilidades y conocimientos.
- Presenta los alimentos de una manera óptima. No se separan los alimentos por comidas (cereales en el desayuno y en la cena, fruta en la merienda y verduras y carne/pescado en la comida), sino que el bebé tiene a su disposición casi todos los grupos de alimentos en una sola comida, igual que los niños mayores y los adultos. De este modo, se combinan y aprovechan mejor los nutrientes. Por ejemplo, la carne tiene hierro, que se absorbe mejor en presencia de vitamina C. Etonces, si añadimos algo de fruta al final de la comida, el contenido en hierro de la carne será más aprovechado.
- Beneficia el desarrollo social del bebé. Permite incluir al niño en las comidas familiares, por lo que no sólo aprende sobre la comida y los alimentos, sino sobre la hora de comer como un momento para charlar, relacionarse, disfrutar de la compañía del resto de la familia, etc.
- Al igual que con la lactancia materna, el bebé come lo que necesita sin importar la cantidad. Es muy difícil medir lo que come un niño así, porque unos trozos los tira, otros se le quedan en el babero, otros se los come… El único medidor de que ha comido lo suficiente es su propia satisfacción.
- Es práctico. Si necesitas comer “fuera de casa” por ejemplo, durante un viaje o visita, no necesitas ir cargado con el “kit infantil”, en cualquier restaurante o casa podrás encontrar alimentos adecuados. Cualquier ensalada viene bien.
- Es más cómodo y barato, ya que no hay que comprar ni planificar alimentos especiales para el bebé, que comparte (siguiendo unas normas de seguridad básicas) los alimentos de la mesa familiar.

DESVENTAJAS
- Tener que dar explicaciones. Desde la suegra al pediatra, todo el mundo querrá saber porqué tu bebé no toma purés. Aunque algunas creemos que al pediatra ni siquiera es necesario decírselo.
- Limpiar la mesa, la silla, su ropa, su cara, el suelo y alrededores después de la comida. Aunque hay que reconocer que la combinación de cucharadas de papilla con manotazos, escupos y soplidos de un bebé, también tiene gran capacidad de ensuciar.

Si quieren buscar más información, les recomiendo que lean el libro "El niño ya come solo", de Gill Rapley, o "Mi niño no me come" de Carlos Gonzales (si no saben cómo conseguirlos me pueden mandar un mensaje en mi sitio de facebook).

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Adaptado para: https://www.facebook.com/crianzaconapegorespetuosa
Fuente: http://www.facebook.com/pages/Crianza-amorosa-lactancia-exitosa/1429013580647166

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